La victoria de Trump en 2024 y las claves de su éxito

A seis meses de la victoria electoral de Donald Trump sobre Kamala Harris en 2024, en CEREBRO Y MARCA reflexionamos sobre las razones detrás de su triunfo. ¿Fue por propuestas concretas o por canalizar el malestar de millones contra el discurso políticamente correcto? La respuesta parece estar en una combinación de factores culturales, sociales y estratégicos que Trump supo aprovechar magistralmente.

El contexto de 2024, marcado por una polarización creciente, amplificó las tensiones acumuladas desde 2016. Trump se consolidó como un outsider, conectando con un electorado agotado de convencionalismos. Su incorrección política, lejos de ser un obstáculo, fue su mayor fortaleza. Frases provocadoras, como las de 2016 sobre inmigrantes, no solo evitaron castigos en las encuestas, sino que lo catapultaron al resonar con quienes buscaban una voz sin filtros. Este estilo, que transformó la provocación en sinónimo de «verdad», se convirtió en una marca distintiva que lo diferenció de un Partido Demócrata debilitado.

Las dificultades demócratas también jugaron un papel crucial. La candidatura de Joe Biden, afectada por problemas de salud, y la elección de Tim Walz como compañero de fórmula de Harris, en lugar de Josh Shapiro, gobernador de Pensilvania —un estado bisagra—, limitaron sus posibilidades. Figuras como Clinton y Obama abogaron por Shapiro, pero la decisión de Harris no capitalizó esta oportunidad estratégica.

Además, el cambio cultural fue evidente en el entretenimiento y la crítica pública. Humoristas y celebridades anti-woke, al igual que Trump, se convirtieron en termómetros del clima social, reflejando y amplificando las convicciones de una parte de la población. El humor, como válvula de escape, legitimó discursos que resonaron con millones, consolidando la victoria de Trump en un entorno donde la autenticidad percibida triunfó sobre la corrección política.